Casa rústica de aldea en enclave de cuento de hadas

Al entrar en el centro de la aldea, puede sentir como si se sumergiese en un libro de historia medieval. La plaza de granito, el manantial natural que fluye y los antiguos graneros sobre pilares de piedra le devuelven a una época pasada.

La casa tiene cuatro niveles diferentes y unos escalones de madera dan paso a las habitaciones dobles estilo boutique.

Hay 6 habitaciones dobles en total, todas con baño privado, paredes gruesas y buenos colchones, que creemos que son los ingredientes esenciales para una buena noche de sueño.

A pesar de contar con 6 habitaciones, creemos que esta casa tiene espacio para que 10 personas estén cómodas.

Como comer es un elemento tan esencial en nuestra cultura, los huéspedes de esta casa gallega podrán elegir entre tres opciones:

Un comedor formal, una zona de barbacoa cubierta al estilo tradicional gallego con espacio para beber y jugar a las cartas hasta altas horas de la noche, o la pérgola que permite que las comidas al aire libre se hagan relajadamente.

Aunque no es enorme, el jardín está bien cuidado y cercado, lo que lo convierte en un gran espacio para los niños.

Más allá de los límites de la casa, entras en un mundo de cuento de hadas, de bosques espesos, donde se dice que los lobos salvajes permanecen ocultos.

Pasea por los antiguos caminos romanos que conducen al río, donde los más valientes podrán saltar para bañarse.

Aquellos que quieran refrescarse pueden dirigirse a la playa fluvial del río Cerceda, a solo cinco minutos de distancia.

Los viajeros activos encontrarán una gran cantidad de caminatas justo en la puerta de su casa: siga el sendero hasta el pueblo abandonado de Viascon, deambule por capillas remotas y tome un respiro en los restaurantes auténticos que hay por el camino.

Los aficionados a la historia también deben asegurarse de visitar Pontevedra a solo 30 minutos en coche, donde las tapas y el vino se pueden devorar a la sombra de la arquitectura gótica.

Las excursiones de un día a la playa mantendrán a toda la familia feliz entre el agua salada y las arenas de Marín, a poco más de 30 minutos de distancia.